martes, 3 de noviembre de 2009

La crisis global de energía


Actualmente, el mundo se encuentra en un periodo de crisis energética. Dentro de algunos años, la producción mundial de petróleo convencional empezará a disminuir -al haber alcanzado actualmente el límite de producción, mientras la demanda mundial no deja de aumentar-.

El choque resultante de esta creciente hambre petrolera, junto con la disminución de la producción, es inevitable -a causa de la importancia de la dependencia de nuestras economías respecto del petróleo barato-. Como alternativas, se están barajando multitud de opciones: desde las energías alternativas o renovables hasta las energías nucleares, aunque ninguna de ellas cuenta con una viabilidad plena.


El petróleo, hoy en día, se encuentra por todas partes, desde los plásticos utilizados en los envases o aparatos eléctricos, hasta los fertilizantes utilizados en la agricultura tienen a éste como elemento base. Entre 1945 y 1994, la inversión energética en la agricultura aumentó 120 veces, mientras que los rendimientos de las cosechas sólo aumentaron 90 veces.


El crecimiento poblacional y la economía de mercado han aumentado la demanda de productos y energía. Esto ha aumentado las consecuencias ambientales que deja la actividad humana. La base de la economía mundial se basa en el concepto de crecimiento infinito, que requiere de un 3% de incremento anual. Dicho crecimiento implica que, en apenas un cuarto de siglo, las necesidades energéticas se habrán duplicado y así sucesivamente. También hay que tener en cuenta que el 75% de la población mundial consume el 25% de la energía y que el 25% de los ricos consumen el 75% restante.


Los EE UU y Canadá tienen el récord de consumo, constituyen sólo el 5% de la población mundial y consumen el 30% de la energía primaria. Como solución a dicha problemática energética, los científicos sólo encuentran una reducción a nivel global del consumo de energía por individuo, es decir, un ahorro energético.

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