martes, 24 de noviembre de 2009

Alternativas Energéticas




El gas natural es el que más está aumentando su uso, constituyente el 24% del consumo energético, y tiene muchas ventajas, pero su explotación también contribuye al efecto invernadero y sigue una curva de Hubbert más pronunciada que la del petróleo, de manera que, una vez que se alcance el cenit, unos diez años después del petróleo, su declive será mucho más pronunciado. En Norteamérica la escasez de gas ya empieza a ser un problema acuciante.

  • El carbón es un combustible muy pesado, poco eficiente, con poca versatilidad y con un gran coste de extracción y de transporte. Aun así su consumo es del 25% del total de recursos energéticos. Es muy contaminante (tanto su minería como su combustión) y es el causante de la lluvia ácida, además de contribuir al efecto invernadero. Estos problemas se verían incrementados si se tratase de sustituir con él al petróleo.

  • La fusión nuclear, similar a la que se produce en el interior del Sol y que poporciona la energía que de él recibimos es la única alternativa, aunque para su consecución todavía requiere de innumerables avances tecnológicos.

  • Los biocombustibles no tienen las prestaciones que presentan los gasóleos obtenidos del petróleo y, para incrementar su producción significativamente, se tendrían que dedicar una gran cantidad de tierras fértiles a su cultivo, lo que es complicado en un mundo en el que el hambre y la desertización son dos de sus problemas de más difícil solución. Además, nuevamente el petróleo aparece como el recurso que está detrás de su desarrollo, pues el proceso de siembra, tratamiento, fertilización, riego, cosecha, transporte y distribución requiere de energía que en la actualidad se obtiene del “oro negro”.

martes, 17 de noviembre de 2009

Velatropa, una aldea en la ciudad


En un lugar de la ciudad de Buenos Aires se escondía una aldea que quienes la habitan llamaron Velatropa. Comenzó a existir hace dos años en lo que se suponía iba a ser el pabellón cinco de la Ciudad Universitaria, frente al estadio de River Plate, espacio que pertenece a la Universidad de Buenos Aires.

Cuentan con un “refugio de invierno” amueblado con mesas, sillas, un estudio y hasta una cocina de barro. Y para proveerse de luz y agua corriente, utilizan un panel solar cedido por la UBA.

En esta pequeña aldea donde concurren alrededor de cien velatropenses, de entre 20 y 30 años, se cocinan comidas naturales y plantan diferentes árboles frutales. Sólo se puede fumar en un sector específico y, por supuesto, no se puede beber alcohol.

Flor, una de las aldeanas, sintetiza el objetivo del lugar: “Queremos enseñar que se puede vivir de otra manera con respeto a la tierra, en paz y en armonía con la naturaleza".

¿Es el consumo la base de la felicidad?



El acceso al consumo colectivo, familiar o personal, sea cual sea el nivel de bienestar de cada sociedad actual, pasa necesariamente por tres fases sucesivas, según éstas se vayan superando sucesivamente por este orden:
El Consumo como necesidad de nivel mínimo de supervivencia en una vida en sociedad avanzada. Consumo básico, íntimo, personal o familiar.
El Consumo como imitación para alcanzar un “Status Social” de prestigio reconocido por los otros. Consumo como proyección externa hacia los demás.
El Consumo como satisfacción egocéntrica no justificada por una necesidad real. Consumo por el consumo, creando adicción patológica.
La felicidad nunca esta fundamentada en el consumo, ya que éste, si se satisface, genera automáticamente una nueva insatisfacción que solo se resuelve con un nuevo consumo. En esto se basa la innovación en buena parte, y el desarrollo de nuevas acciones de oferta comercializadora del mercado, ya que éste se basa en crear nuevos productos o servicios, que atraigan un nuevo o creciente mayor consumo, que sustente el avance en posicionamiento de negocio y unos mejores resultados económicos .
La auténtica felicidad la obtiene la persona humana, proyectando sus valores intrínsecos que la definen, como la amistad, la cultura, las relaciones, el deporte, la espiritualidad, la solidaridad, la educación permanente a lo largo de la vida y otras variables cualitativas que configuran la personalidad individual.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Sociedad de consumo y movimiento hippie



La década del 60 se caracteriza por diversos hechos relevantes como el Congreso Comunista, dictadura de Stalin, irradiacion de la revolucion urbana, crisis de los misiles de Vietnam, Primavera de Praga, rebeliones estudiantiles del 68, etc. Todos estos hechos y algunos otros marcaron el nacimiento de movimientos sociales y culturales, entre ello el hippismo.
Hacia 1960 comenzaron a generalizarse los análisis sobre lo que se llamo sociedad de consumo. El crecimiento en la producción y mejoras en los salarios favorecieron el aumento de la capacidad de consumo de la población. Los hábitos de consumo de los individuos y de las familias cambiaron profundamente las necesidades básicas de alimentación, vivienda y vestimenta que fueron cubiertas sin agotar ingreso monetario disponible, cuyo excedente pudo dedicarse al consumo de bienes y servicios hasta entonces inaccesibles.
A fines de los 60 se comenzó a criticar la sociedad de consumo. La juventud queria vivir de una manera distinta mas libre y desprovista de prejuicios y normas dificiles de entender para ellos. Los jovenes adquirieron protagonismo y crearon una cultura propia: ” LA CULTURA JUVENIL” : manifestaron preferencias musicales, maneras de vestir, forma de hablar, etc.
La década del 60 se caracterizó por la audacia, rebeldia y anticonvencionalismo del movimiento hippie.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Ecología Humana


Además de la destrucción irracional del ambiente natural, hay que recordar una mas grave aún: la destrucción del ambiente humano, ya que nos esforzamos muy poco por salvaguardar las condiciones morales de una autentica ecología humana.
“La ciudad pos industrial constituye el paso de una cultura rural a una cultura urbana. En ella se altera la forma con la cual un grupo social, los hombres cultivan su relación consigo mismos, con los otros, con la naturaleza y con Dios” (Santo Domingo, Conclusiones, Nº 255). “Es asimismo preocupante, junto con el problema del consumismo y estrictamente vinculado con el, la cuestión ecológica. El hombre, impulsado por el deseo de tener y gozar, mas que de ser y de crecer, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida”.
Constantemente en los medios de comunicación transmiten opiniones alarmistas sobre los peligros que acarrearía a la humanidad el crecimiento de la población mundial. Describiéndolo como “explosión demográfica”.
Uno de los mayores problemas de la humanidad para el presente siglo es la superpoblación. Esta superpoblación, ávida de energía, está consumiendo el planeta de forma insostenible.
Pero, ¿Cómo se ha llegado a este estado de cosas? Responde Juan Pablo II que “en la raíz de esta insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico. El hombre, que descubre su capacidad de crear, en cierto sentido, el mundo, olvida que este se desarrolla siempre sobre la base de la primera y originaria donación de Dios”. Y afirma que “el ingenio del hombre parece orientarse, en este campo, a limitar, suprimir o anular las fuentes de vida, recurriendo incluso al aborto”.

Ecología


Una preocupación relativamente nueva es la “cuestión ecológica”, que deriva de la comprobación de que el hombre esta deteriorando la naturaleza.
La ecología investiga:
La vida animal (en la tierra y en el agua).
Los vegetales en relación con el ambiente.
Los fenómenos relacionados con la radiación solar.
La composición del suelo.
La evaporación y las lluvias.
Las luchas, la reproducción y la adaptación de los animales al medio ambiente, etcétera.

La “cuestión ecológica” tiene múltiples y variadas facetas, todas ellas manifestaciones de una falta de respeto por la naturaleza, que lleva a la explotación abusiva de sus recursos, al deterioro de la calidad de vida de los hombres y puede conducir a la imposibilidad de la vida sobre la tierra.

Reunión de la capa de ozono, sin acuerdo



Este martes el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) anunció que el encuentro sobre la protección de la capa de ozono concluyó sin un acuerdo para reducir y controlar la emisión de gases sintéticos, conocidos como hidrofluorocarbonos (HFCs), que afectan a esta capa de la atmósfera.
Según indicó la misma fuente, después de cinco días de intensas discusiones en la ciudad egipcia de Puerto Ghalib, muchos países consideraron prematuro proponer un plan de acción sobre los hidrofluorocarbonos antes de la reunión de diciembre en Copenhague sobre Cambio Climático.
Sin embargo, sí se lograron algunos avances en la destrucción de depósitos de materiales químicos, así como su manejo y almacenamiento.
Esta fue la vigésima primera reunión de los Estados parte del Protocolo de Montreal sobre la protección de la capa de ozono.

jueves, 12 de noviembre de 2009

El petróleo y sus demonios


Estamos viviendo una crisis energética mundial. Principalmente por hechos puntuales como que el petróleo es un recurso natural que se agota, y que ya ha comenzado a escasear. Lo más grave es que no se han descubierto nuevos yacimientos importantes.


En muy pocos países han ocurrido grandes descubrimientos, como sucedía en los años 70 en el Medio Oriente, o en los 80 en el Mar del Norte, o más lejos aún, a principios del siglo XX en México y Venezuela. Ya no existen esas grandes cantidades de petróleo disponible. Aún más, hay estudiosos que afirman que ya superamos el peak de las disponibilidades y ahora lo que viene es un proceso de escasez en las reservas.


Por otro lado, el mercado petrolero está muy globalizado. Lo que pasa en cualquier país del mundo afecta el precio del combustible. Se trata de un mercado que está signado por algunos elementos que influyen en su precio. Estados Unidos -como potencia militar y económica- ha analizado la situación declinante del recurso y ha llegado a la conclusión de que tiene que acumular grandes reservas del combustible.


En la práctica esto ha significado que EE.UU., ya sea por la vía de la negociación y asociación, como ha hecho con algunos países del Golfo Pérsico, o por la vía de la invasión y la violencia -como ocurrió en Iraq- se encamina a controlar los recursos petroleros mundiales. Ha generado una grave tensión geopolítica. La invasión a Iraq, la amenaza a Irán y a Venezuela demuestran que el objetivo norteamericano es adueñarse de las reservas al costo que sea, a fin de garantizar sus necesidades. Esto, el mercado lo percibe con claridad. Sabe que en cualquier momento una situación de máxima tensión geopolítica en los países petroleros puede escalar a niveles imprevisibles y entonces, se va a producir un corte de los suministros de petróleo y se destruirá buena parte de la infraestructura de la industria.


Iraq, antes de la invasión de Estados Unidos y de sus aliados, exportaba entre 3,5 y 4 millones de barriles diarios de petróleo. Hoy sus exportaciones no sobrepasan los 2 millones. Pero no sólo eso, además fueron seriamente dañados los yacimientos, toda la infraestructura ha sido saboteada. La presencia norteamericana en Iraq ha hecho imposible que sus reservas -que son la cuarta reserva más grande del planeta-, estén disponibles para explotarlas en el corto plazo.

Contradicción entre consumismo compulsivo y pobreza


El consumismo hoy domina la mente y los corazones de millones de personas, sustituyendo a la religión, a la familia y a la política.
La gran contradiccion de la sociedad mundial actual son los datos numéricos que muestran 1.700 millones de consumidores y 2.800 millones de pobres. En el mundo la sociedad de consumo la integran 1.728 millones de personas. Mientras los 1.700 millones de consumidores gastan diariamente más de 20 euros, hay 2.800 millones de personas que tienen que vivir con menos de 2 euros diarios (lo mínimo para satisfacer las necesidades más básicas) y 1.200 millones de personas viven con menos de 1 euro diario en la extrema pobreza. Mientras el estadounidense medio consume cada año 331 kilos de papel, en India usan 4 kilos y en gran parte de África menos de 1 kilo.
Consumismo y pobreza conviven en un mundo desigual, en el que no hay voluntad política para frenar el consumismo de unos y elevar el nivel de vida de quienes más lo necesitan. La clase de los consumidores comparte un modo de vida y una cultura cada vez más uniforme, donde los grandes supermercados y centros comerciales son las nuevas catedrales de la modernidad.
Hoy es necesario un nuevo paradigma basado en la sostenibilidad, lo que supone satisfacer todas las necesidades básicas de todas las personas, y controlar el consumo antes de que éste nos controle. Y todo ello dentro de una estrategia de “desmaterialización” de la economía, encaminada a satisfacer las necesidades sin socavar los pilares de nuestra existencia.

domingo, 8 de noviembre de 2009

¿Cómo hemos llegado aquí?

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La institución del consumo


Jean Baudrillard ha escrito la Crítica de la economía política del signo. En su obra se refiere a la base errónea sobre la que apoyamos la ideología del consumo: los bienes se consumen por su valor de uso (satisfacer una necesidad). Esto, a criterio del autor, no es así. Consumimos por el valor de cambio que los objetos tienen. Es decir, no nos basamos en una teoría de los objetos y del consumo, sino en una teoría de la prestación social y de valor de cambio del signo.

En pocas palabras, la ideología del consumo es una coacción social, una institución que nos obliga a consumir, ya que los objetos condicionan lo que somos: uno es a partir de lo que tiene. Los objetos significan al individuo, nos exponen al juicio (peyorativo) del otro.

La capacidad de compra es el diferenciador de clase.

Desde la antigüedad, los bienes se producen e intercambian para crear y mantener las diferencias de clases sociales.

De este modo, se puede considerar el consumo como un destino social, que afecta a ciertos grupos sociales (clases).

¿A qué se refieren cuando nos hablan de consumismo?


El consumismo domina la mente de millones de personas. Sustituye la religión, la familia e incluso la política. El consumo compulsivo de bienes es la causa principal de la degradación ambiental.

El cambio tecnológico nos permite producir más de lo que demandamos y ofertar más de lo que necesitamos. El consumo y el crecimiento económico sin fin son el paradigma de la nueva religión, en la que el aumento del consumo es una forma de vida necesaria para mantener la actividad económica y el empleo.


El consumo de bienes y servicios es imprescindible para satisfacer las necesidades humanas, pero cuando se supera un umbral, que se sitúa en torno a los 7.000 euros anuales por persona, se transforma en consumismo.

En el mundo la sociedad de consumo la integran 1.728 millones de personas, el 28% de la población mundial: en los países industrializados viven 816 millones de consumidores (el 80% de la población) y 912 millones en los países en desarrollo (sólo el 17% de la población del Tercer mundo).

Mientras los 1.728 millones de consumidores gastan diariamente más de 20 euros, hay 2.800 millones de personas que tienen que vivir con menos de 2 euros diarios (lo mínimo para satisfacer las necesidades más básicas) y 1.200 millones de personas viven con menos de 1 euro diario en la extrema pobreza.

Un nuevo paradigma basado en la sustentabilidad es necesario, ya que supone satisfacer todas las necesidades básicas de todas las personas y controlar el consumo antes de que él nos controle.

Políticas verdes de Obama


Como lo había anunciado durante la campaña electoral, el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, apuesta a las fuentes de energía alternativas. Y con ese objetivo, nombró como secretario del rubro al Nobel Steven Chu.

Estados Unidos tiene el 6% de las reservas mundiales de petróleo y consume el 25% de la producción global. Esto fue repetido hasta el cansancio por el entonces candidato demócrata a la Presidencia durante la campaña electoral, junto con la promesa de invertir miles de millones de dólares -sin dar una cifra concreta- en la promoción de fuentes alternativas de energía. Con ello no sólo se buscaba un ahorro económico, sino reducir la dependencia del petróleo extranjero, mejorando la seguridad nacional.

De hecho, fuentes demócratas dicen que buena parte de las obras de infraestructura que Obama anunció están destinadas a fomentar una menor dependencia del carbón y el petróleo, y a una mayor investigación en la energía solar y la eólica.

Lg apuesta a la ecología


El tema del medio ambiente y la ecología es un tema candente y ahora las empresas comienzan por fin a reaccionar ofreciendo productos menos contaminantes o ingeniándoselas para que los propios consuman, por ejemplo, menos energía. LG es una de estas firmas que apuntan a introducir una mirada ecológica en la sociedad de consumo y de la comunicación. Presentó un equipo eco-friendly muy innovador.

Se trata de un celular que cuenta en uno de sus lados con una serie de paneles solares, un sistema de energía pegado convenientemente a la cubierta de la batería para aprovechar los rayos solares sin límites y hacer uso de esta energía que no es contaminante.

Lo único que hay que hacer es apuntar el equipo al sol o dejarlo reposar bajo la luz natural y el panel se encarga de convertir la energía del sol en electricidad sin ningún tipo de enchufe. Con 10 minutos de carga le dan al móvil la energía suficiente para una llamada de tres minutos, así que de momento sería un equipo de emergencia para cuando no hay electricidad o enchufe cerca disponible, o una solución para aquellos que por no tener conexión al a red energética están incomunicados. A su vez, si lo dejamos en cambio por más tiempo, el panel solar genera energía suficiente como para dejar que el celular guarde mucha más energía en modo standby.


Ideología del consumo


En la sociedad de consumo contemporánea; la persona, la empresa y el Estado pueden desempeñar la doble función de ser consumidores y agentes económicos destinados a la producción de bienes y servicios. La familia, entendida ésta desde un punto de vista económico, es uno de los grupos consumidores más importantes de la sociedad actual.

En una sociedad en la que todo o casi todo está orientado a la adquisición de productos, las consecuencias de un consumo desordenado y patológico podrían conducir a un deterioro de la vida familiar, tanto afectiva como económicamente. La mayor parte de los estudios sociológicos señalan que entre las causas de la adicción al consumo se encuentran:

La existencia de un sujeto consumidor de personalidad característica, definida como caprichosa, egoísta e impulsiva.

Una insatisfacción personal por la falta de alicientes vitales.

Un alto grado de credulidad ante los mensajes publicitarios.

Una aceptación de ciertas creencias, como que el prestigio personal depende de llevar una marca publicitaria en concreto, o de la cantidad de cosas que se pueden comprar.

Nuestros hábitos de consumo cambian fácilmente. Existe un consumismo del tiempo libre en el cual buscamos distintas actividades a realizar aprovechando las variaciones de las estaciones del año. Por otra parte, los avances sociolaborales logrados por la mujer han supuesto importantes cambios en el modo de vida familiar y en la manera en que ésta consume. Además, los dilatados horarios de trabajo y las distancias que recorremos para acudir a nuestros puestos de trabajo condicionan también los hábitos de los consumidores: muchas veces orientado al consumo de artefactos tecnológicos como mp3, celulares, juegos portátiles, etc.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Nuestra crisis continúa



El escenario actual plantea un exceso de demanda, escasas inversiones, congelamiento de precios, escasez de oferta y falta de un marco regulatorio que dé certezas a los inversores. El diagnóstico es conocido por todos, pero no tanto la solución. ¿Cuál sería la medida más efectiva para combatir la crisis? Hasta ahora sólo se concuerda con que el gobierno busca desalentar el creciente consumo mediante algunas medidas concretas que van desde el aumento de tarifas hasta la prohibición de vender vehículos diésel para uso particular.

El gobierno nacional debería asumir que el problema energético se ha convertido en un vector que cruzará la economía en los próximos años, según razonan los especialistas.

Surgen propuestas como, por ejemplo, una intensa campaña de concientización para lograr que los hogares consuman menos -como si fuese posible luchar contra el deseo de no padecer frío en invierno y calor en verano- o la creación de un mecanismo transparente de subsidios y de una tarifa social para los sectores más empobrecidos. Es muy difícil que una sociedad acostumbrada a consumir cada vez más productos y servicios que ayudan a tener un mejor confort de vida deje de hacerlo sin protestar.

También, pensaron en un sistema de garantías que disminuyera el riesgo de los inversores y un plan claro de racionamiento para dar certidumbre a los usuarios, sean pequeños o grandes.

A partir del reconocimiento social de que la “frazada energética es corta y que alargarla” (con más inversiones) lleva tiempo, hay que administrar su cobertura en el corto plazo. Un ajuste integral de tarifas que contemple no sólo su nivel, sino también su estructura, resulta clave para aliviar la situación del sector y a la vez focalizar el subsidio en aquellos estratos más pobres de la población.

La actual crisis energética está inserta en la política seguida por esta administración respecto de la regulación de servicios públicos: rechazar las señales de precios a la oferta y la demanda; evitar cualquier incremento tarifario a los usuarios residenciales; distinguir entre inversiones viejas, para las que los precios y tarifas se mantienen congelados, e inversiones nuevas, que sí son remuneradas plenamente, y centralizar la gestión de inversiones bajo el control directo del Estado.

¿Somos responsables con la ecología?

Los recursos naturales son escasos, en su gran mayoría. Los humanos estamos acostumbrados a doblegar la naturaleza a nuestros intereses. Nos servimos de ella para satisfacer nuestras necesidades, por medio del perfeccionamiento de la técnica. ¿Cuán conscientes somos de la necesidad de respetar el ciclo de renovación de los recursos naturales al utilizarlos?

Por dar un ejemplo: El 69% de las reservas de agua dulce corresponde al agua congelada en los glaciares o en forma de nieve, mientras que el 30 % representa el agua subterránea. Y el casi 1% restante,corresponde al agua sobre la superficie, de fácil acceso.

Sin embargo, según cuenta la Fundación Vida Silvestre, para producir 1kg de carne vacuna se necesitan 15 mil litros de agua, 1 kg de pollo 6 mil, 1 kg de cereales 1500 y para 1 kg de cítricos 1000 litros . Para producir una remera 4100, y un par de zapatos 8 mil litros de agua. ¿Cuántas veces hemos tirado o regalado una remera porque ya “ha pasado de moda”? En ese acto, estamos desechando 4100 litros de agua pura que se utilizaron para su producción.

Cuando lavamos nuestros dientes, ¿cerramos la canilla mientras los cepillamos? Diez gotas que se desperdician por minuto equivalen a dos mil litros de agua al año.

¿Pensamos que hay personas en nuestro país que no tienen acceso a los servicios básicos? Y no sólo nos referimos al agua, también sucede con el gas y la energía eléctrica. En provincias como Jujuy, Chaco, Formosa, Misiones, Corrientes y Entre Ríos, por mencionar algunas, hay poblaciones enteras que no tienen acceso a la red de corriente continua. ¿Esto qué significa? No poder conservar sus alimentos y que se pudran, no poder leer de noche, no tener acceso a ningún medio de comunicación que les brinde información o les permita expresar sus necesidades al resto de la sociedad, no poder educarse como es debido: no poder vivir en las mismas condiciones que el resto del mundo.

Para poder solucionar este problema a nivel macroscópico, el gobierno debería incurrir en gastos públicos para que, por ejemplo, la electricidad llegue a estos lugares. Como la instalación de una planta de energía puede ser muy costosa, existen métodos alternativos para obtener energía que podrían ofrecer una solución a corto plazo, aunque sea a nivel microscópico: como es el caso de la energía fotovoltaica. Por medio de la instalación de paneles solares y un pequeño generador, un hogar o una escuela puede aprovechar la energía del sol y transformarla en una fuente de energía. Si bien el rendimiento de este sistema no es óptimo, podría ser una solución a corto plazo para los sectores excluidos de nuestro país.

Crisis energética made in Argentina


La crisis energética argentina, que comenzó a manifestarse a comienzos del año 2004,

puede ser interpretada como una consecuencia previsible de las reglas de juego puestas en vigencia durante los años noventa, que implicaron el traspaso al sector privado de la casi totalidad de los servicios públicos, entre ellos los correspondientes al sector energético.

En consecuencia, el Estado perdió el control de la política energética. Los procesos de privatización de YPF, Gas del Estado, Hidronor y Segba, la creación de los Marcos Regulatorios de Electricidad y Gas, la conformación de los Entes Reguladores y la modificación de la legislación en materia de hidrocarburos a través de los llamados decretos de "desregulación petrolera", constituyeron no sólo el abandono del rol empresario del Estado, sino que en la práctica lo dejaron con muy pocos instrumentos para conducir el rumbo de la política energética.

Tras los objetivos declarados de desmonopolizar el sector y lograr una mayor competencia en sectores dificultosos, se instauró una hábil arquitectura de transferencia de renta hacia el sector privado, que implicó una ligazón estrecha entre la Convertibilidad en un contexto de sobrevaluación del peso, y un esquema de regulación permisivo y débil.

Tras el abandono de la convertibilidad, las contradicciones de las nuevas reglas se hicieron claras. El segmento desregulado del mercado pudo aprovechar las cláusulas de dolarización, mientras que los sectores regulados - aspirando a igual trato - demandaron a la Argentina frente al CIADI amparándose en el Tratado Bilateral de Inversiones suscrito con los Estados Unidos.

De este modo los procesos de renegociación de tarifas se vieron obstruidos desde un principio por una actitud negativa de las empresas concesionarias y licenciatarias de electricidad y de gas que aspiraban a mantener dolarizadas sus tarifas luego de la devaluación del año 2002.

Dado que la pesificación alcanzó también al precio de gas en boca de pozo para el mercado interno, y habida cuenta de la distribución regional de reservas de gas, las restricciones de oferta no tardaron en aparecer como elemento de presión para obtener mejoras en los precios del gas.

La estrategia de las empresas continúa siendo dolarizar las tarifas reguladas y lograr un acercamiento de los precios internos de los hidrocarburos a los crecientes niveles internacionales.

martes, 3 de noviembre de 2009

La crisis global de energía


Actualmente, el mundo se encuentra en un periodo de crisis energética. Dentro de algunos años, la producción mundial de petróleo convencional empezará a disminuir -al haber alcanzado actualmente el límite de producción, mientras la demanda mundial no deja de aumentar-.

El choque resultante de esta creciente hambre petrolera, junto con la disminución de la producción, es inevitable -a causa de la importancia de la dependencia de nuestras economías respecto del petróleo barato-. Como alternativas, se están barajando multitud de opciones: desde las energías alternativas o renovables hasta las energías nucleares, aunque ninguna de ellas cuenta con una viabilidad plena.


El petróleo, hoy en día, se encuentra por todas partes, desde los plásticos utilizados en los envases o aparatos eléctricos, hasta los fertilizantes utilizados en la agricultura tienen a éste como elemento base. Entre 1945 y 1994, la inversión energética en la agricultura aumentó 120 veces, mientras que los rendimientos de las cosechas sólo aumentaron 90 veces.


El crecimiento poblacional y la economía de mercado han aumentado la demanda de productos y energía. Esto ha aumentado las consecuencias ambientales que deja la actividad humana. La base de la economía mundial se basa en el concepto de crecimiento infinito, que requiere de un 3% de incremento anual. Dicho crecimiento implica que, en apenas un cuarto de siglo, las necesidades energéticas se habrán duplicado y así sucesivamente. También hay que tener en cuenta que el 75% de la población mundial consume el 25% de la energía y que el 25% de los ricos consumen el 75% restante.


Los EE UU y Canadá tienen el récord de consumo, constituyen sólo el 5% de la población mundial y consumen el 30% de la energía primaria. Como solución a dicha problemática energética, los científicos sólo encuentran una reducción a nivel global del consumo de energía por individuo, es decir, un ahorro energético.

El consumismo


El desarrollo de la tecnología y la industria ha llevado a la sociedad por el camino del consumismo. Hemos dejado de valorar aquello que tenemos. Damos por sentados ciertos “presupuestos” que sólo entran en contacto con nuestra razón cuando no los tenemos. La mayoría de los individuos tenemos en nuestras casas algo tan simple como una heladera. Nos da hambre, vamos y buscamos algo allí que satisfaga nuestro apetito. La heladera está en nuestra cocina porque alguien la pensó con tal finalidad: conservar nuestros alimentos. Pero tampoco tendría sentido tener un refrigerador si no tuviésemos energía eléctrica y paradójicamente, sólo valoramos la energía cuando nos cortan la luz.

La realidad argentina resulta un escenario ideal para mostrar la fragmentación social. Existen muchísimas diferencias entre las principales ciudades y el resto del país. Mientras algunos gozan de lujos y privilegios, otros no tienen casi nada: incluso oportunidad de manifestar sus necesidades. Los medios de comunicación se han transformado con el correr de los siglos en un instrumento necesario de la sociedad para construir la realidad y saber qué nos rodea: entretienen, informan, transmiten herencia cultural y educan. Todos los individuos, al vivir en sociedad, sentimos la necesidad de recurrir a los medios de comunicación en algún momento del día: hablamos por teléfono, leemos el diario, mandamos o recibimos correos electrónicos, escuchamos la radio o vemos televisión. Formamos parte de lo que podemos denominar sociedad de la comunicación: una sociedad que integre las posturas de todos: mayorías y minorías. Todos buscamos satisfacer nuestras necesidades para ser felices. ¿Qué pasa con los que no gozan de este privilegio? ¿Se puede ser feliz si uno se siente en inferioridad de posibilidades? ¿Se puede salir de una situación si no se tiene consciencia de ella? ¿Por qué no participar de la inclusión del otro en el debate público?


La sociedad posmoderna

Vivimos en la posmodernidad. Somos individuos que pertenecen a una sociedad compleja y caótica. Los medios de comunicación cumplen un rol esencial en nuestra vida: generalizan la comunicación. Nuestra sociedad está fragmentada. Así se demuestra en todas las esferas de la vida: existen sectores económicos o escalas sociales, targets a los que apuntan las empresas para posicionar productos en el mercado e incluso se habla de marketing político – en tanto los políticos se interesan por la diferenciación de sus posibles electores para conocerlos y satisfacer sus necesidades específicas-.

La Historia nos pauta los hechos y procesos que han determinado cómo es la sociedad occidental actual. A partir de la Revolución Industrial en Inglaterra, producto de la cosmovisión calvinista, el hombre ha adoptado una concepción de eterno progreso. Si bien la Primera Guerra Mundial desalentó un tanto esta postura, la realidad demuestra que el hombre común sigue pensando así: tiene una mirada propia de la sociedad de consumo.

A partir del descubrimiento y desarrollo de determinadas técnicas y tecnologías, el hombre se ha vuelto dependiente del uso de ellas. Un artefacto surge para solucionar un problema o desarrollar una actividad determinada, que puede estar presente en la realidad o ser introducida por la empresa en la sociedad. Antiguamente, por ejemplo, las mujeres lavaban la ropa a mano, pero con el invento del lavarropas, a nadie se le ocurriría hoy tomar un pan de jabón, una tabla de lavar y fregar hasta que los dedos le queden en ruinas.