martes, 17 de noviembre de 2009

¿Es el consumo la base de la felicidad?



El acceso al consumo colectivo, familiar o personal, sea cual sea el nivel de bienestar de cada sociedad actual, pasa necesariamente por tres fases sucesivas, según éstas se vayan superando sucesivamente por este orden:
El Consumo como necesidad de nivel mínimo de supervivencia en una vida en sociedad avanzada. Consumo básico, íntimo, personal o familiar.
El Consumo como imitación para alcanzar un “Status Social” de prestigio reconocido por los otros. Consumo como proyección externa hacia los demás.
El Consumo como satisfacción egocéntrica no justificada por una necesidad real. Consumo por el consumo, creando adicción patológica.
La felicidad nunca esta fundamentada en el consumo, ya que éste, si se satisface, genera automáticamente una nueva insatisfacción que solo se resuelve con un nuevo consumo. En esto se basa la innovación en buena parte, y el desarrollo de nuevas acciones de oferta comercializadora del mercado, ya que éste se basa en crear nuevos productos o servicios, que atraigan un nuevo o creciente mayor consumo, que sustente el avance en posicionamiento de negocio y unos mejores resultados económicos .
La auténtica felicidad la obtiene la persona humana, proyectando sus valores intrínsecos que la definen, como la amistad, la cultura, las relaciones, el deporte, la espiritualidad, la solidaridad, la educación permanente a lo largo de la vida y otras variables cualitativas que configuran la personalidad individual.

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