jueves, 3 de diciembre de 2009

Trabajo infantil y esclavo

Durante cuatro décadas, en las compañías norteamericanas hubo una tendencia a transferir su producción al exterior, en busca de una mano de obra cada vez más barata.

Estos cambios podrían marcar el comienzo de un amplio mejoramiento de las condiciones en las que trabajan, por salarios miserables, los obreros del vestido de Asia y América Latina.

Los defensores de los derechos laborales hacen hincapié en la irregularidad de las mejoras y la persistencia de problemas graves en todo el mundo. A menudo, los salarios no alcanzan para alimentar a una familia; en las fábricas se respira un aire cargado de sustancias químicas y muchos gerentes no permiten que un obrero o empleado enfermo abandone su tarea para recibir atención médica.

Los ejecutivos de la industria del vestido alegan que la gente, con sus verdaderas cacerías de gangas, los presiona (¡y cómo!) para que produzcan artículos al menor costo posible. En no pocos casos, esto los incita a recurrir a fábricas que no cumplen las normas básicas.

A la hora de comprar nuestro próximo par de zapatillas Nike, una "cajita feliz" en McDonalds, o un pantalón Gap reflexionemos de dónde viene el producto y sobre las condiciones en que han sido fabricados.


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